viernes, 30 de octubre de 2009

LAGO DE LOS CISNES (C)

Recuerdo como si fuera hoy aquel día cuando mi mamá me fue a buscar al estudio de danzas y en la cartelera un cartel que con letras grandes y blancas decía:” El teatro argentino de La Plata presenta: El lago de los cisnes” y en el medio del cartel la figura de una mujer muy blanca que imitaba la figura de un cisne. Esa imagen me cautivó, me quede mirándola como si tuviera que resolver un acertijo en su interior, en esos brazos que parecían alas y cuello de ese cisne. De repente sentí una sacudida, era mi mamá que intentaba llamar mi atención pera poder irnos de una vez. Durante todo el camino de vuelta estuve muy callada pensando en esa imagen, había algo que me ….
-Si querés podemos sacar entradas para la función del sábado a la noche.
-¡¿De verdad?!- contesté sorprendida, no era ningún secreto que mi madre odiaba los ballets de repertorio.
-Sí, por supuesto-contestó- Entonces ¿querés ir o no?
-Claro me encantaría, además es una de las mejores compañías de América-contesté entusiasmada
Durante toda la semana deseé que llegara el sábado. También pensé mucho en el cisne. Muchas veces en las clases de baile habíamos bailado con su música pero nunca había visto ninguna coreografía y apenas tenía una vaga idea del argumento. Decidí investigar un poco sobre la obra, busqué libros donde hablaba del argumento de la obra, quien era el compositor y quien el coreógrafo, cuando se bailo por primera vez, etc. Pero esas cosas no eran importantes, yo quería ver más fotos, quería encontrar algo que me ayudara a resolver ese acertijo, que develara ese misterio que tanto me atrapaba de esa imagen. Hasta que por fin lo encontré: era un libro gordo, escrito en francés, supongo, con muchas fotos de mujeres que simulaban ser cisnes, cuyos brazos parecían alas.
Finalmente llegó el sábado. Estaba muy nerviosa, quería ver a esas mujeres que parecían cisnes bailando, moviendo sus brazos como alas o usándolos para imitar un cuello. Cuando llegamos al teatro le dimos las entradas a un hombre que estaba en la puerta y este nos llevó hasta nuestros lugares. Teníamos una excelente ubicación, nos sentamos y unos minutos más tarde empezó a sonar la música. Toda la obra era muy buena, la técnica era impecable, el vestuario y la escenografía eran preciosos. Pero lo que más me atrapo fueron los brazos que imitaban alas, eran como un ejército de mujeres-cisne que defendían a la mujer blanca del cartel. Sentía que mientras movían los brazos me invitaban a bailar con ellas, era como una especie de ritual de guerra al cual me invitaban a sumarme. Los movimientos de los brazos eran suaves y parecía que nunca terminaban, era imposible saber donde terminaba una y empezaba el otro. Cada vez me sentía más cerca del grupo. Me sentía en una burbuja formada por la música tranquila e hipnotizada por ese movimiento de brazos que cada vez eran más parecidos a alas que a brazos. Entonces sentí una cosquilla en el mentón como si una pluma lo hubiera rozado. La música era cada vez más envolvente, la sentía cada vez más dentro de mi cuerpo. Los brazos ya no eran brazos sino alas y mis brazos tampoco eran brazos eran alas que se movían igual que los otros participando de ese ritual al cual había sido invitada. Ya estaba muy lejos de ese teatro, estaba en un lago muy extraño rodeada de un ejército de cisnes con alas que parecían brazos.

Seudónimo :Dobby

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