sábado, 31 de octubre de 2009

AMOR DE DOS JÓVENES (A)

Érase una vez, una niña, llamada Can-Candé, ella caminaba todas las tardes con su madre Isaa. Vivían en la aldea Kapusottikay, cerca de un hermoso bosque llamado Ihcor. Can-Candé, era la niña más hermosa del pueblo. Sólo había vivido 8 temporadas de lluvia.
Mientras caminaban madre e hija siempre hablaban. Hablaban y hablaban. Se la pasaban hablando. Ése día Can-Candé le preguntó a su madre – Mami, ¿Qué sentís cuando estas enamorada?-
- Sentís como un cosquilleo, como si todo diera vueltas a tu alrededor, como… mariposas en la pancita, es magia el amor.- respondió su madre - ¿Por qué, mi amor? ¿Estás enamorada? ¿No sos un poco chica?-.
-Emm… no se si estoy enamorada, yo supongo que el bichito del amor ya me va a llegar, como te llegó a vos cuándo eras más joven- dijo Can-Cande, en voz más bajita que antes.
Pasaron 9 años, Can-Candé ya tenía 17 años y su próximo cumpleaños se aproximaba. A los 18, Can-Candé, como toda mujer Kapusottikay, se tenía que desposar. Así, ya las niñas pasaban a ser adultas y a poder trabajar en diferentes tareas, además de ayudar a los guerreros de la aldea con sus necesidades.
Can-Candé buscaba un pretendiente. Así fueron llegando muchos, pero el bichito del amor en el que ella creía desde chica, no llegaba.
Un día caminando por el bosque Ihcor, vio a un joven sentado en una roca. El joven tocaba su lira, un hermoso instrumento que sólo pocos sabían hacerlo sonar.
- ¿Cómo te llamas? – preguntó Can-Candé.
- Maudé - respondió el joven.
- Yo me llamo Can-Candé –
- Que hermoso nombre. Bueno Can-Candé, me tengo que despedir… pero mañana nos encontramos aquí a esta misma hora, ¿Dale?-
- Por supuesto- respondió la joven con muchísimo entusiasmo- Aquí estaré, no te fallaré-. Y diciendo esto los dos se despidieron.
Can-Candé caminó hasta su casa. Allí la esperaba su madre con la cena ya lista.
El padre de la joven había muerto hacía 10 años luchando en la guerra.
Can-Candé le contó a su madre lo que había sucedido, Isaa se alegró mucho por su hija. La joven sintió que el bichito del amor la había picado.
Al otro día, Can-Candé y Maudé se encontraron. La joven estaba muy nerviosa. Se sentó en una roca a peinar su larga y morocha cabellera. En eso se sintió una voz que decía:
- Viniste- dijo el joven.
- Claro que vine, no te iba a fallar- respondió la hermosa joven.
- Bueno, entonces hay que organizar más salidas- dijo Maudé.
- Bueno, ¿Tú vives aquí?- preguntó Can-Candé
- Sí, vivo aquí hace mucho, qué raro que nunca te vi – respondió Maudé.
- Es cierto, nunca te había visto-.
- ¿Tienes tu familia aquí?- dijo el joven.
- Sí, mi madre es la mejor tejedora del pueblo- dijo ella muy suelta- y mi padre es el mejor guerrero del pueblo, ahora está en su entrenamiento- dijo ya con un poco más de vergüenza por la gran mentira que estaba diciendo.
- ¿Tú no tienes ya edad de desposarte?- preguntó el joven.
- Sí, pero ningún pretendiente ha llegado-
- ¿Y… yo?- preguntó con soltura.
- Emm… no sé, ¿no te parece un poco pronto?- dijo la joven, esperando un no como respuesta, para poder casarse con él lo antes posible.
- No lo creo así, pero si tu piensas eso, no tengo más remedio que irme… pero si piensas lo contrario… ¿Quieres casarte conmigo?- dijo el mientras se ponía de rodillas.
- Sí- eso fue lo último que se escuchó, luego un largo beso de amor.
Y diciendo esto se pusieron a planear la boda. Querían algo muy simple, solo para la familia y amigos. Lo que Can-Candé, temía era que cuando ella le dijese la verdad sobre su padre, él se enojaría mucho. Isaa, se enteró de la mentira y le aconsejó que le dijera la verdad lo antes posible, que si la amaba la iba a entender.
Can-Candé corrió hasta donde estaba su prometido.
-Mi amor, tengo que decirte algo importante- dijo la joven muy agitada.
- ¿Qué es tan importante?- dijo el chico sin entender nada.
- Emm… yo no tengo padre, sólo fue una mentira- dijo Can-Candé esperando un enojo.
- Ya lo sabía, me lo contó tu madre Isaa- dijo el chico muy relajado- ¿Tú creías que iba a durar mucho?-
- Es que, no sé, desde el principio que te lo tuve que haber dicho, ahora ya está, voy a cancelar la boda- dijo ella con mucha decepción de sí misma.
- ¿Cancelar la boda? ¿Quién dijo eso? –
- ¿Ah, no?- se le llenaron los ojos de lágrimas- ¿Nos casamos?-
-Obvio que sí- dijo él con una sonrisa de oreja a oreja.
La boda, fue a orillas del río Semas muy cerca del bosque Ihcor.
Tuvieron dos hijas, Nicasa y Gali y un hijo, Dalí. Ellas buenas tejedoras y el buen guerrero y músico.

Seudónimo: Brookling

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