viernes, 30 de octubre de 2009

LA SALVACIÓN (A)

Sé que eran dos chicos de unos doce años, muy jóvenes para convertirse en hombres, pero es así como sucedió. Eran valientes y muy fuertes, sabían usar bien el arco y flecha, también habían aprendido a manejar el hacha, principal arma de los guardianes de la montaña. Eran muy amigos y ambos eran los más morochos de la aldea, se parecían tanto que muchos pensaban que eran hermanos. Hace un tiempo habían sido unos niños muy alegres y simpáticos pero desde la llegada de Misáianes todo había cambiado. Pero como no quiero aburrirlos más, les contaré la historia de estos dos jóvenes.
Era una mañana calurosa y soleada, ya no quedaban muchos guardianes de la montaña, todos los hombres y las mujeres estaban callados en la aldea excepto por algunos niños que se los oía reir. Onaicul y Pentrorof, nuestro dos protagonistas, estaban jugando con espadas de madera, creyéndose guerreros. En eso Aranoele mandó a su hijo, Onaicul, a ordeñar a las cabras gigantes. Onaicul agarró un cubo de madera y acompañado por su amigo salieron a escalar la montaña Escarsone.
Onaicul nunca había estado tan triste un día antes de su cumpleaños, al día siguiente cumpliría trece, pero sería porque no sabía que sorpresa le esperaba. Los chicos estaban muy cansados, era la primera vez que las cabras habían subido tanto y por lugares tan difíciles; de repente vieron una cabra y se apresuraron a seguirla, estaban yendo por caminos que no conocían. Luego de seguirla por mucho tiempo la cabra se metió en una cueva. Adentro estaba oscuro pero la cabra se veía iluminada por una luz tenue. Caminaron hacia allí y vieron algo sorprendente, un lulu. Onaicul y Pentrorof estaban viendo al último lulu de su especie. El lulu era muy viejo y comenzó a hablar muy pausado. Se hizo de noche y los chicos le prometieron al lulu regresar al día siguiente; se apresuraron a ordeñar la cabra y bajaron corriendo la montaña, llegaron a la aldea y le entregaron la leche a Aranoele y luego de ser interrogados por la madre, que no sabía por qué habían tardado tanto en ordeñar una simple cabra, sin decir nada se fueron a dormir.
A la mañana siguiente los chicos se ofrecieron para ir a ordeñar las cabras, las madres sospecharon algo raro en ellos pero como eran los únicos que querían ir les entregaron los cubos y les dijeron que se pusieran en marcha porque pronto llegaría la temporada fría y todavía había mucho por hacer, sin embargo esta vez les advirtieron que debían volver temprano, antes de comer.
Onaicul y Pentrorof escalaron la montaña Escarsone, pero antes de ir a ver al lulu ordeñaron a las cabras, luego subieron hasta la cueva y se dirigieron a la luz, allí estaba el lulu, los chicos lo notaron más viejo y más blanco. El lulu les dijo que su tiempo pronto acabaría, les entregó cinco huevos de diferentes colores y les dijo que su misión sería cuidarlos porque los lulus que estaban en los huevos tendrían el poder de adivinar el futuro. Los chicos tiraron la leche, fueron a buscar un poco de paja y la colocaron en los cubos de madera pero cuando volvieron a la cueva, el lulu había muerto. Los chicos lloraron esa pérdida pero sabían que tenían que cuidar de esos huevos, entonces los metieron delicadamente entre la paja blanda y se marcharon cuidadosamente.
Cuando llegaron a la aldea se encontraron con Aranoele que les dijo que llevaran la leche al granero, los chicos contestaron que ésta vez no había leche pero había algo mucho más valioso. Luego de éstas palabras le mostraron los cinco huevos, la madre sorprendida reunió a los habitantes de la aldea. Mucha gente estaba asombrada y feliz ante el hallazgo de los chicos, pero otros reaccionaron de muy mala manera porque decían que esa iba a ser su perdición. Luego de un debate con muchos gritos y discusiones llegaron a la conclusión que cinco ancianos tendrían que ir a la cueva donde encontraron a los huevos y allí cuidar de éstos, porque ese era un lugar seguro, después se hizo un largo silencio que Onaicul interrumpió, dijo que no permitiría que se llevaran a los huevos si él no iba con ellos, éstas palabras involucraban también a Pentrorof que era más reservado pero firme en sus decisiones; en ese preciso momento un huevo se rompió y salió una colita roja y cuando el pequeño lulu logró asomar su cabecita dijo:” Ya saben de nuestra existencia, los pastores están cerca”. Luego de esto hubo un caos pero al final se pusieron de acuerdo y ermpezaron a hacer los preparativos para la guerra.
Onaicul y Pentrorof agarraron dos arcos y los carcaj con flechas que habían sido de sus padres y seguidos de cinco ancianos se pusieron en marcha con los nuevos lulus. Después de treinta minutos los guardianes habían subido lo suficiente para divisar desde allí al ejército numeroso de los pastores, estaban muy cerca de ellos. Cuatro de los ancianos quisieron ir a luchar, pero el viejo más sabio les dijo que no valía la pena porque morirían sin que su hacha haya tocado el cuerpo de algún pastor, pero Onaicul y Pentrorof que tenían sus arcos, los tensaron y los pastores empezaron a caer uno a uno, en ese instante pasó el águila Sternoff y vio lo que estaba sucediendo, los muchachos no podrían detener por mucho tiempo más a sus rivales, entonces velozmente fue a avisarles a los guardianes de la montaña que los pastores ya se encontraban allí. Los guardianes escalaron sin dificultad y así empezó una batalla muy sangrienta y a pesar que los pastores eran más numerosos, afortunadamente no sabían moverse bien en la montaña. Finalmente los guardianes vencieron a los pastores, bajaron de la montaña y celebraron la victoria.
A la mañana siguiente Onaicul recordaba su cumpleaños como el mejor de su vida, y junto con su amigo fueron a alimentar a sus pequeños lulus. Estos chicos protegieron a los lulus, que por cierto fueron claves para resistir la segunda llegada de Misáianes, por muchos años.
Hoy en día algunos dicen ver en la montaña más alta de la actual Venezuela, cinco lucecitas de distintos colores, la gente llama mentirosos a esas personas, yo no sé por qué me llaman así.

Seudónimo: Chazz y Chuck

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