domingo, 1 de noviembre de 2009

ZELANYA, la heroína de Capusotikay (A)

Hace mucho tiempo, en un pueblo de las Tierras Fértiles llamado Capusotikay, vivía una niña de largas trenzas y ojos como esmeraldas llamada Zelanya. Esta niñita era como cualquier otra niña de nueve años de su aldea. Se levantaba todos los días a la salida del sol, jugaba todas las tardes con sus amigas, amaba el sol y la naturaleza y vivía como todas las personas de su pueblo. Pero Zelanya estaba destinada a una vida diferente de la de una esposa y ama de casa; su vida estaría llena de misterios y aventuras. Ahora les voy a relatar como se convirtió en la heroína de tantos pueblos.
Todo empezó un día cuando Zatya, el jefe de la tribu vecina, les declaró la guerra porque alguien había raptado a su esposa, Zafriya, y él pensaba que había sido la tribu de Capusotikay. Ellos no habían sido pero, ¿Cómo decírselo a Zatya y que les creyera? Para ello necesitaban pruebas, pero, ¿Cómo conseguirlas si no sabían dónde buscarlas?
Zelanya, que lloraba desde que su padre había ido muy enfermo a la guerra, buscaba la forma de solucionar este problema antes de que su padre muriera. Entonces pensó, “Y si voy yo a buscar a la esposa de Zatya, tal vez así la guerra termine y papa pueda volver.”. Muy convencida con estos pensamientos, Zelanya pensó y pensó hasta idear un plan para salvar a su padre. Empacó comida, una soga y un cuchillo para el viaje y sin decir nada se fue hacia el bosque.
Caminó durante tres días y tres noches sin encontrar rastro de Zafriya. Acampó bajo los pinos del bosque, comió las bayas y friyes que encontraba en el camino para ahorrar comida para después y tuvo los cinco sentidos atentos a cualquier señal de Zafriya.
Al cuarto día de caminar, ya convencida de que no encontraría nada, vio en un pino plumas de Gonión. Al principio pensó que por allí vivía uno, pero después recordó que los goniones vivían solamente en la ciudad. “Por fin” pensó Zelanya, esa era la pista que ella estaba buscando. Luego miró con asombro los árboles de la zona, había un camino marcado con plumas de goníon. “Al parecer Zafriya es más lista de lo que sus secuestradores piensan”, pensó y se le escapó una sonrisa.
Zelanya siguió el camino de plumas hasta el atardecer. Fue entonces cuando descubrió una cabaña. Pero como ya había atardecido, muy habilidosamente se trepó a un pino, se comió las friyes que todavía le quedaban y se quedó dormida.
Al otro día, vio desde el pino a dos personas en la puerta de la cabaña, un hombre desconocido y Zafriya. Entonces, Zelanya agudizó el oído.
-Tengo que ir por leña, tú quédate aquí- dijo el extraño
-Sí, Yutiza- le respondió Zafriya.
-Excelente- fue la respuesta de Yutiza, que tras decir estas palabras se internó en el bosque, lejos de Capusotikay.
Cuando Yutiza se alejó de la cabaña, Zelanya se bajó del árbol y fue a ver a Zafriya.
-¿Quién eres?- le preguntó.
-Zelanya., vivo en la aldea de Capusotikay. he venido a rescatarte- le contestó Zelanya.
-No puedo irme de aquí-
-¿Por qué no?-
-Si me voy Yutiza me matará a mí y a Zatya-
-Tengo una idea.-le contestó Zelanya y sacó una cuerda de su bolso -hagamos con esta soga una trampa, cuando Yutiza vuelva quedará colgado de este árbol- ella señaló el pino en el que había pasado la noche.
-¿Y después lo matamos?-
-Como usted desee-
-No me gustaría tener que matarlo, llevémoslo como prisionero y que después Zatya decida qué hacer con él-

Entonces, Zafriya y Zelanya prepararon la trampa. Con la soga y el cuchillo que había llevado Zelanya. Yutiza volvió con leña, caminando muy tranquilo sin percatarse de que tenía una trampa frente a él, siguió caminando y ¡zas! Quedó colgado de la pierna derecha. Zelanya lo bajó del árbol, no sin antes haberle atado las manos, mientras que Zafriya desempacaba la comida de la cabaña y la empacaba en el bolso de Zelanya. Cuando terminaron, empezaron a caminar por el bosque hacia Capusotikay.
Cuatro días después, los viajeros llegaron a Capusotikay y fueron a buscar a Zatya. Apenas vio a Zafriya tiró su hacha y fue corriendo hacia ella, llorando ambos de la emoción.
Zatya declaró la paz a Capusotikay, además de regalarle a Zelanya un collar con el emblema de heroína del pueblo, el mayor honor que le podía dar por su valentía. Yutiza fue rebajado a esclavo de Zatya.
Zelanya volvió muy feliz a su hogar con su familia, sobre todo porque su padre se había recuperado de su enfermedad y otra vez podía jugar con ella, pero no faltaría mucho para que Zelanya volviera a vivir una aventura, pero por hoy ya estamos bien de cuentos.

Seudónimo : Lyra

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